En todo caso, la decisión es tuya

En todo caso, la decisión es tuya

Querida Lectora y amable Lector, es posible que conozcas el cuento que hoy quiero releer contigo. Si no lo conoces, vas a disfrutar de algo nuevo. Si lo conoces, te invito a saborearlo de otra forma. No conozco el autor, la historieta aparece en diferentes antologías y está tomada por distintos autores como ejemplo o muestra de algo que se desea evidenciar. Así que, sin alargar más el preámbulo, te invito a su lectura:

Un hombre rico, empresario, bien vestido, con ropas caras y talante derrochador, iba paseando por el puerto cuando se encuentra con un modesto pescador. El pescador trabajaba en sus redes y en su pequeña barca, y tenía un cubo lleno de un montón de peces recién pescados. El rico empresario le preguntó:
– Óigame, ¡usted tiene mucha maña! ¡Parece un pescador muy bueno! Usted sólo y con esta pequeña barca ha pescado muchos peces. ¿Cuánto tiempo dedica a la pesca?
El pescador respondió:
– Pues mire usted, yo la verdad es que nunca me levanto antes de las 8:30. Desayuno con mis hijos y mi mujer, acompaño a mi familia al cole y al trabajo, luego voy tranquilamente leyendo el periódico hasta el puerto, donde cojo mi barca para ir a pescar. Estoy una hora u hora y media, como mucho, y vuelvo con los peces que necesito, ni más ni menos. Luego, voy a preparar la comida a casa, y paso la tarde tranquilo, hasta que vienen mis hijos y mi mujer y disfrutamos haciendo juntos los deberes, paseando, jugando. Algunas tardes las paso con mis amigos tocando la guitarra.
– ¿Entonces me dice que en sólo una hora ha pescado todos estos peces? ¡Entonces usted es un pescador extraordinario! ¿Ha pensado en dedicar más horas al día a la pesca?
– ¿Para qué?
– Pues porque si invierte más tiempo en pescar, 8 horas, por ejemplo, usted tendría 8 veces más capturas, y ¡así más dinero!
– ¿Para qué?
– Pues con más dinero usted podría reinvertir en una barca más grande, o incluso contratar a pescadores para que salgan a faenar con usted, y así tener más capturas.
– ¿Para qué?
– Pues con este incremento de facturación, ¡su beneficio neto sería seguro envidiable! Su cash flow sería el propicio para llegar a tener una pequeña flota de barcos y, así, hacer crecer una empresa de pesqueros que le harían a usted muy, muy rico.
– ¿Para qué?
– ¿Pero no lo entiende? Con este pequeño imperio de pesca, usted sólo se tendría que preocupar de gestionarlo todo. Usted tendría todo el tiempo del mundo para hacer lo que le viniera en gana. No tendría que madrugar nunca más, podría desayunar cada día con su familia, podría acompañar a los niños al cole, jugar con ellos por la tarde, tocar la guitarra con sus amigos…”

El pescador lo miró fijamente y, con una gran sonrisa, respondió satisfecho, ¿acaso no es esto lo que ya tengo?

Antes de seguir te voy a invitar a que te detengas un momento y dejes que el mensaje del cuento llene tu corazón. ¿Qué mensaje tiene para ti esta historia? ¿De qué te das cuenta? ¿Cuál de los dos personajes tiene razón? ¿Con cuál de ellos puedes/quieres identificarte?

Amig@, en este blog hablamos de retos y decisiones, de ser conscientes y responsables, de darnos cuenta de que cada una de nuestras decisiones tiene dos caras y una decisión digna de ese nombre tiene que aceptar todas las consecuencias que se deriven de ella. Se podría decir que en la historia que acabo de contarte se concentran todos esos principios como en una lente.

¿Cuál de los dos protagonistas escogió bien? ¿Qué decisión fue la correcta? ¿Qué te parece a ti? Antes de seguir busca tu propia repuesta y tus propios argumentos…

No te diré nada nuevo si afirmo una vez más que somos muy diferentes y tenemos derecho a ser diferentes y a buscar nuestros propios caminos. Sí, siendo humanos y hermanos, gozando de la misma dignidad y compartiendo la misma suerte en la vida, tenemos al mismo tiempo el derecho y la obligación de buscar nuestras propias rutas y tomar decisiones personales. Tenemos derecho, yo y también tú, Estimad@ Lector@, a buscar nuestro camino y una forma de vida que nos haga feliz. Tanto las decisiones que tuvo que tomar el rico empresario del norte, como las que tomó el pescador del sur les marcaron unas pautas determinadas para seguir su vida. Ambos caminos, aunque muy diferentes, les hicieron felices y realizados. Cada uno estaba bien en su piel y en su vida. Ninguno deseaba cambiar su vida por la del otro. Eso es lo más valioso de la historia contada.

Tenemos derecho a ser diferentes del otro y nadie tiene obligación de seguir un camino que no le agrada. PERO HAS DE SER CONSCIENTE DE QUE TODO SON ELECCIONES Y DECISIONES. CADA DECISIÓN TIENE SUS CONSECUENCIAS Y, ANTES DE TOMAR CUALQUIERA, MIRA BIEN SU REVERSO. Volvamos al cuento. El empresario en un momento de cansancio y desánimo podría pensar que, a pesar de sus bienes, no tiene la mente tranquila y siempre le falta tiempo. El pescador, teniendo mucho tiempo para disfrutar de la familia, en el momento de no poder ir a pescar durante unas semanas, podría darse cuenta de que la familia se queda sin recursos. ¿Quién tiene la razón?

TÚ DAS LA FORMA A TU VIDA, TÚ MISMO ELIGES TUS PRIORIDADES Y FINES. ¿Y si no quieres decidir? Necesitamos comprender que la decisión está tomada sí o sí. Si no la tomas conscientemente, la vida misma, el peso de tu comportamiento o la inercia lo harán por ti. Repito: la decisión sí o sí estará tomada. Y toda decisión, tanto consciente como inconsciente, tiene sus consecuencias. Cuando los coachees fijan sus metas, una de las preguntas obligatorias que les hago es: ¿Qué tendrás que sacrificar para lograrlo? ¿En qué medida lo aceptas?

Te invito a ver tus decisiones desde esa perspectiva, a viajar a tus propias profundidades y a disfrutar mucho por tus decisiones.

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