El poder de tu libertad

El poder de tu libertad

Por supuesto que de vez en cuando nos encontrarnos en situaciones difíciles e imposibles de cambiar, y que además ni queremos ni debemos cambiar. Se trata de modificar la actitud frente a la vida, no de escabullirse de ella. El coaching no está orientado a transformarlo todo y a buscar todas las facilidades posibles para salir del cualquier problema. El Coaching profundo, Querida Amiga y Estimado Amigo, está al servicio de encontrar los fines y las metas propuestos pero, sobre todo, debe servir para despertar tu propia consciencia, darte cuenta de lo que realmente pasa en tu vida y, como paso siguiente, hacerte responsable de ello. Armarse de valor y tomar la responsabilidad de la propia vida.

Me acuerdo de un arquitecto en los tiempos de crisis del 2008. Ese señor tenía hijos pequeños y además era del tipo “arquitecto-artista”. Valoraba mucho la pintura moderna y los proyectos artísticos un tanto arriesgados y tal vez poco rentables. Pero llegó una crisis económica profunda y mucha gente, de la noche al día, se vio en la calle. Mientras tanto, mi arquitecto tenía un trabajo que no le satisfacía en absoluto ni emocionalmente ni profesionalmente, pero era estable, seguro y le pagaban bien. Recuerdo su planteamiento y sus decisiones. Me dijo que al crear una familia lo tenía muy claro, que en algún momento la familia había cobrado una prioridad absoluta en su vida. No para toda la vida, no para aniquilar sus aficiones y sus deseos, pero que como tenía hijos pequeños, ellos eran su prioridad. Y que daba igual si ese trabajo le hacía feliz o sólo era una mera obligación a cumplir. Lo primero era dar lo necesario a sus hijos y eso le hacía feliz.

Este es un buen ejemplo para aclarar una vez más lo del pensamiento positivo. El arquitecto no se engañaba pensando que ese trabajo le iba a hacer feliz y que “todo iba a ir muy bien”. Al contrario, sabía que le iba a costar. Pero tomó una decisión consciente y firme y, sobre todo, libre. Sin autoengaños, sin cerrar los ojos para no ver la realidad. No nos hace daño tomar una decisión difícil ni nos hace daño vivir una situación difícil. El daño nos lo hace el autoengaño, el aparentar ante uno mismo que todo está bien mientras sabes que eso no es verdad. El intentar no oír la voz de tus emociones que se quejan y protestan porque quieren ser atendidas.

Reconoce que sientes tristeza. Tienes derecho a sentirla, igual que todas las demás emociones. Y si te asalta la tristeza, pregúntate “¿qué he perdido?” La pérdida no es tan sólo la muerte de un ser querido. Se puede perder la ilusión, la cercanía con alguien, seguridad, juventud, trabajo, un lugar querido y miles de otros bienes de toda índole. Date tiempo para verlo. Reconoce tus pérdidas, nómbralas una por una, llóralas, haz duelo si es necesario. Pero luego despídelas. Suelta, libera, cierra la etapa o el suceso. No guardes muertos en tus armarios aparentando que no están allí.

Si te acecha el miedo, reconoce si la amenaza es real o no. Si es real, necesitas protegerte y debes hacerlo de la manera adecuada. Sin embargo, si el miedo no te advierte de una amenaza real sino que es una emoción arraigada en el pasado, pregúntate por la dirección en que avanzas. Piensa en qué dirección debes avanzar. ¿Cuál de los pasos anteriores, cuál decisión te trajo el dolor? El miedo puede paralizarte de tal manera que evites cualquier movimiento, que alejes cualquier decisión. Ese no es el momento de tener “pensamiento positivo” sino de buscar la raíz. Suele ser una decisión del pasado la que produjo el dolor. Si es algo del pasado también hay que reconocerlo y ver si tiene una solución en el presente o simplemente hay que aceptar que así fue. ¡Ocurrió! ¡Punto! Sin juicios ni condenas. No hay nada más para hacer sino despedirlo, liberar, diluir. Y finalmente, respirar hondo y permitir que el aire limpio llene tus pulmones. Luego preguntarte ¿qué camino nuevo voy a emprender, y cuándo?

Haz lo mismo con el enfado/rabia/frustración. Tienes derecho a sentirlo. Ni es malo ni te sobra. La rabia es muy energética, nos pone en marcha para buscar lo que nos falta, lo que necesitamos para sobrevivir. Una rabia sana y bien enfocada nos moviliza; si tienes frío te hace buscar el calor, si tienes hambre te empuja a salir en busca de comida, si te sientes solo te agiliza para buscar compañía, etc. La pregunta es ¿Qué necesidad tuya no está saciada? ¿Cómo se llama lo que necesitas? Dale un nombre concreto, bien específico. Prioriza tus necesidades porque suelen ser muchas y hay que priorizarlas para no paralizarse. Igual que para gestionar otras emociones, es indispensable hacerlo de una manera sana porque no es lo mismo sentir enfado y salir en busca de algo para saciar una necesidad vital que estallar en un ataque de rabia con gritos, violencia y atacando a alguien que no es culpable de nada. (Y aunque fuera culpable, un acto de agresividad tampoco resuelve el problema).

Te doy algunos ejemplos para que veas que nada de lo que aparece en nosotros debe ser desterrado al olvido. Al contrario, hay que reconocerlo y permitir que pase por nuestro cuerpo y nuestra consciencia. Valoramos poco el poder de la consciencia, sana y elevada. En muchos casos, nos basta darnos cuenta de que algo nos duele, que nos sentimos heridos o poco amados, o valorados, que tenemos miedo. Sólo permitirnos reconocer esas emociones ya tiene poder curativo. LUEGO, DARNOS CUENTA DE QUE SOMOS NOSOTROS, TÚ Y YO, QUIENES TENEMOS LA LIBERTAD DE TOMAR LAS DECISIONES SOBRE LO QUE QUEREMOS HACER CON NUESTRAS EMOCIONES.

Créeme, es un poder enorme y lo tenemos en las manos. Utilízalo.

Para intensificar la fuerza de tu consciencia y de tus decisiones puedes utilizar varias herramientas. Puedes escribir cartas para despedir esas emociones, nombrándolas una a una. Puedes aprovechar las terapias manuales para liberar tu cuerpo de las tensiones acumuladas, acudir a acupuntura o incluso hacer deporte con esta intención. Puedes realizar visualizaciones o meditar. Existen muchas técnicas de respiración con poder curativo. Vivimos en una época feliz en la que mucha de la información necesaria la tienes a mano.

Finalmente, te invito a las sesiones de Coaching para fortalecer tus fuerzas y enfocar en un objetivo tus ganas de cambio.

Las posibilidades existen, de ti depende usar tu creatividad y lograr una forma de vivir de manera positiva o quedarte en un pensamiento mágico y decirte que basta afirmar que todo irá bien para que así sea.

 

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